Empeza A Lavarte El Cerebro

EL PUEBLO ESTA DISPUESTO A PERDONAR A UN TERRIBLE ASESINO, PERO SIEMPRE ESCUPIRÁN EN LA CARA DEL QUE PIENSA DISTINTO....
("HOMENAJE A LOS LOCOS DEL BORDA"- BERSUIT VERGARABAT-)

sábado, 24 de diciembre de 2011

Niebla De Londres


Hace unos días, me encontraba en Odeón, una pizzeria de flores a la que solía ir de chico con mis hermanos y mi papá a comer unas buenas fugazzas rellenas. Por eso decidí
encontrarme con un viejo amigo, también de Flores, allí luego de años. Luego de unos cortados, en jarrito- costumbre que mi padre me paso- me contó que en su viaje a Londres recorrió varias de sus localidades, me nombro algunas como Chelsea, Camden, Brent, Newham, Barnet, Lambeth y otras que ya no me acuerdo. Realmente yo esperaba de el, que me cuente algunas anécdotas graciosas ya que es esa clase de persona, siempre tiene algo gracioso para contar, pero en cambio me sorprendió cuando me dijo que el viaje no fue gran cosa. Luego entre charlas de fútbol, y típicas charlas en las que se le saca el cuero a alguien, me contó que en la ciudad de Westminster, poco antes de volverse se encontró un diario muy viejo tirado, me confeso que el lo tomo esperando encontrar quizás algo de Churchill, quizás de Jack "el destripador", aunque eso no ocurrió me contó que encontró una historia muy buena. Eran las 3:00 Am y yo me despedí de mi amigo, debía volver a mi hogar con mi esposa. Volví a casa, la encontré dormida junto con mis niñas, sinceramente eso fue un alivio, por que soy una persona algo impulsiva y mi impulso era sentarme en mi escritorio, con mi luz tenue a tratar de contarles lo mejor posible la historia que mi amigo me contó. Tratare de hacerla divertida y lo mas corta posible, algo que mi amigo no sabia hacer, La historia era algo así:


Un pie y luego el otro, con estilo pero con rasgos de esfuerzo la caminata llevaba a tamaña figura. Del Gateway se alejaba con sus pasos vigorosos, con la frente en alto como si de aquel barco hubiera bajado un héroe de guerra, un semidiós. Lo oculto y rechazado de Westminster lo observaba con cautela y miedo-Almas tan abatidas, le temían a una prolija caminata-. Con una mirada enfocada en un cometido, portando ese maletín que sin bien esta algo deshilachado daba la idea de que en su interior se encontraba algo valioso, algo que solo un hombre con semejante presencia podía llevar, tal cometido para otro hombre seria una carga, pero no para Vincent, el hombre común mas heroico que se podía encontrar en todo Missouri. Sin alterar-a tal punto que parecía ensayado- su caminar, arribo al puente de Westminster,
una hermosa construcción acompañada por la mas incierta niebla, semejante construcción haría titubear al mas gigante Ingles- pero el estaba dispuesto, si así era la única forma, a cruzar las oscuras aguas del Tamesis nadando. Allí iba el, dirigido hacia la mas oscura niebla con su impronta inmejorable, parecía no haber ser vivo mas digno de cruzar ese puente; Cuando ve pasar por la baranda una pequeña, escuálida y horripilante rata dirigida sin mas y a pasos presurosos.
Vincent muy templado decidió observar el paso de aquel asqueroso roedor por esa niebla, rápidamente perdió de vista al pequeño animal.
Dicen que en segundos ocurren las cosas mas inimaginables del universo, pues en este caso, en milésimas- siendo preciso, en lo que tarda un parpadeo de terminar su recorrido- se escucho a la rata chillar como si el ser o la cosa mas llena de odio la sostuviera en sus manos y la retorciera buscando producirle el mayor dolor posible; Cabe decir que, si bien es una especie animal detestable, ningún ser debería de sufrir de tal forma.
La templanza empezó a desaparecer, las primeras gotas de sudor caían por su mejilla, los parpadeos se volvían mas recurrentes, afortunado aquel narrador que pueda describir lo que le pasaba por la cabeza en ese instante; Sin embargo, tras estrujar fuertemente la manija del maletín y dar una de esas respiraciones que parecen aliviar el mas profundo dolor, en este caso, el mas profundo miedo. Empezó su caminata, hacia la niebla, ya perdido en ella o apunto de perderse, difícil de saber ya que es una de sus cualidades. Avanzaba con su caminar ya no tan temible, en su cara unos ojos cautelosos, una boca por la que asomaban tímidamente los dientes, y ya unas cuantas gotas de sudor que eran la menor de sus preocupaciones- igualmente usaba su pañuelo para limpiarlas luego de unos cuantos pasos-. Finalmente esos ojos alarmados lograron ver el fin de ese puente, con una sonrisa en su rostro, Vincent abandono su caminar y se largo a correr, no era una corrida desesperada si no una especie de celebración sabiendo que ya había pasado quizás la peor parte de su cometido.
En esos atolondrados pasos, en alguno de tantos, la niebla engaño a sus pies y lo llevo a caer, soltando así el maletín. Desesperado -tanto, que sus ojos, similares a los de un buho habían vuelto- empezó a buscar arrastrando sus manos por el suelo, a mas no poder, cuando finalmente su diestra dio con algo, lo tomo, aun sabiendo que por textura y forma no podía ser el maletín, decidió sujetarlo y acercárselo de manera que lo pudiera ver, seguramente ese fue el momento cuando las gotas de sudor ya no importaban; En sus manos tenia a aquel roedor tan asqueroso vivo, aun mas asqueroso muerto, como era el caso, mutilado, con sus entrañas colgando. Pobre Vincent ni tiempo de sentir pena tuvo, cuando toda esa niebla grisácea se volvía gradualmente negra.
El allí arrodillado, con sus brazos sin vida, solo sus ojos alertaban que una sombra de dimensiones difíciles de saber-pero, fáciles de temer- se venia hacia el.
Vincent, el hombre común mas heroico, del cual su acto mas sustancial fue, ser la portada de The Times.

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